27 de julio de 2024

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Krasni propuso "una coalición de la decencia" y rechazo contra los discursos de odio

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Krasni propuso una coalicin de la decencia y rechazo contra los discursos de odio Foto Lara Sartor
Krasni propuso «una coalición de la decencia» y rechazo contra los discursos de odio. Foto: Lara Sartor

«Una coalición de la decencia y un amplio rechazo a los discursos extremos es lo que necesitan nuestras sociedades para combatir los discursos de odio», afirmó este  Jan Krasni, escritor e investigador especializado en análisis multimodal del discurso, ética de los medios e investigador sobre antisemitismo.

Krasni vivió sus primeros años siendo testigo de las consecuencias de la guerra fratricida de los Balcanes.

«Como persona nacida en la antigua Yugoslavia conozco muy bien el sufrimiento y las matanzas que provocan los discursos de odio», advirtió este investigador a Télam en una entrevista realizada entre una serie de disertaciones que realiza en el país, en el Museo del Holocausto de Buenos Aires, la sede del Llamamiento Argentino Judío, la DAIA y las universidades nacionales de San Martín (Unsam), General Sarmiento y de Buenos Aires (UBA).

Traído al país por el Centro PEN Argentina y la Universidad de Berlín (Alemania), explicó que sus interlocutores se sorprenden cuando dice que no es judío, pero se ocupa de investigar sobre antisemitismo y discursos de odio.

Gracias a sus observaciones empíricas y sus conocimientos académicos, sintetizó en cuatro los pasos que deben ocurrir para llegar a situaciones de odio social.

«Son cuatro pasos de odio discursivo los necesarios para destruir la cohesión social», explicó.

-Télam (T): ¿Puede describirlos?

-Jan Krasni (JK): El primero es la ignorancia e invisibilidad. Es necesario ignorar a los grupos sociales vulnerables, hacerlos invisibles en el discurso público, producir una fragmentación social o no reconocer el sufrimiento social de ese sector. También se busca eliminarlos del discurso público y de los medios de comunicación o hablar de ellos de modo despectivo. Como si sus problemas al ser de ellos, no son globales.

El segundo paso es crear un nosotros y un ellos, otro diferente. Por ejemplo, si se tratara de una comunidad étnica, habría que sugerir que regresen al lugar de donde vinieron. Hay que establecer una diferencia en valores y civilizaciones, y afirmar que no hay lugar para otro y que nunca seremos iguales en términos de oportunidades.

El escritor e investigador especializado en anlisis multimodal del discurso sintetiz en cuatro los pasos que deben ocurrir para llegar a situaciones de odio Foto Lara Sartor
El escritor e investigador especializado en análisis multimodal del discurso sintetizó en cuatro los pasos que deben ocurrir para llegar a situaciones de odio. Foto: Lara Sartor

El tercer paso es generar, ya, un discurso del miedo, que el otro es un peligro para nuestro orden, nacionalidad, tradiciones y religión. Hay que hacerles saber que su forma de vida es contradictoria con la nuestra, que son retrógrados, que no son confiables y que son un peligro para la sociedad en la que viven.

Por último, el cuarto paso es la movilización contra ellos a través, por ejemplo, de disturbios. Como ocurrió en los pogroms, que ardan y que se produzcan matanzas porque se supone que son agentes del caos, y que los medios de comunicación promuevan esa violencia como un castigo por ser una amenaza para el orden social pre existente.

-¿Y qué ocurre si se dieran estas cuatro condiciones?

-Se lograría una cohesión social extrema, se instalaría un discurso de odio y de épocas de dictaduras. Así fue como Hitler logró profundizar el antisemitismo, una de las formas más antiguas de odio, en Alemania. Cuando hay una cohesión social total creada bajo este sistema de cuatro pasos de odio discursivo, tenemos como ejemplo el apogeo de la Alemania nazi, el fascismo italiano o las dictaduras latinoamericanas.

No importa si hablamos de antisemitismo, antiislamismo, del trato al pueblo sami en Suecia, a los vascos en Francia, a las minorías en los países bálticos o del trato a los indígenas en América Latina.

Tampoco si hablamos de misoginia, homofobia, racismo o de opresión a los partidos políticos.

No es el tipo de tipo de cohesión social que buscamos desde los valores humanistas y de los derechos humanos.

Krasni vivi sus primeros aos siendo testigo de las consecuencias de la guerra fratricida de los Balcanes Foto Lara Sartor
Krasni vivió sus primeros años siendo testigo de las consecuencias de la guerra fratricida de los Balcanes. Foto: Lara Sartor

-Su mirada no es benevolente con la cultura actual.

-Es que hay un proceso del movimiento político y social hacia la derecha que no está concluido y creo que puede llegar a durar, al menos, unos diez o quince años más. Para combatirlo habría que combinar esfuerzos desde la academia, la educación, el activismo y las artes.

A pesar de estas definiciones, Krasni (que fue declarado Huésped de Honor de la Ciudad de Buenos Aires a partir de un proyecto de la diputada Victoria Montenegro (FdT) y aprobado por el cuerpo parlamentario) se muestra esperanzado y cree que un mundo mejor es posible «con menos vanidad, más compasión y una mano tendida».

«Una coalición de la decencia y un amplio rechazo a los discursos extremos es lo que necesitan nuestras sociedades para combatir los discursos de odio», concluyó.


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