El jefe de Asuntos Humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, llegó este miércoles a Sudán para abordar la situación en el país africano, donde enfrentamientos entre facciones militares estallados el 15 de abril dejaron centenares de muertos y millones de civiles atrapados entre intensos combates que continúan, pese a una tregua acordada.
«Acabo de llegar a (la localidad de) Puerto Sudán para reafirmar el compromiso de la ONU con el pueblo sudanés», dijo Griffiths en un mensaje publicado en su cuenta en la red social Twitter, en la que expresó su «admiración» por la «incansable dedicación de la comunidad humanitaria y los voluntarios locales, que hacen todo lo posible para ayudar».
Griffiths exigió que las partes implicadas en los combates se comprometan, al más alto nivel y públicamente, a garantizar la seguridad en la entrega de ayuda humanitaria.
«Estos compromisos son una condición previa a una acción humanitaria a gran escala», indicó el funcionario, citado por la agencia de noticias AFP.
With humanitarian needs at unprecedented levels in #Sudan, @UNOCHA‘s @UNReliefChief says «the @UN & partners are doing our best to reboot the humanitarian response in the country.»
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— United Nations Sudan (@UN_Sudan) May 2, 2023
Seis camiones de ayuda humanitaria fueron saqueados este miércoles cuando se dirigían a la región de Darfur, donde tienen lugar los peores combates. Según la ONU, la semana pasada hubo un centenar de muertos en esta región.
En medio de esta situación caótica, tres cooperantes de la ONU murieron y las reservas de material humanitario, incluido el de las agencias de Naciones Unidas y de los hospitales, fueron saqueados.
Arabia Saudita, mediadora en el conflicto, informó este miércoles de un ataque y del saqueo por parte de «un grupo armado» de su oficina cultural en la capital Jartum.
La Unión Africana (UA) instó, por su parte, a evitar «una acción dispersada» que impediría una «reanudación del proceso político».
Los combates, sobre todo en Jartum y Darfur, causaron más de 550 muertos y miles de heridos, según un último balance. Más de 330.000 personas tuvieron que huir y, según la ONU, otras 100.000 se refugiaron en países vecinos.
Los países fronterizos con Sudán temen las repercusiones del conflicto.
El presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi, considera que «toda la región podría verse afectada».
«Estos compromisos son una condición previa a una acción humanitaria a gran escala»
«Hacemos todo lo posible para que se realicen negociaciones», declaró al diario japonés The Asahi Shimbun, al margen de una visita a El Cairo del primer ministro japonés, Fumio Kishida.
Según el mandatario, su país ya recibió «a millones de sudaneses» y otros refugiados.
En Jartum, los habitantes están confrontados a severas condiciones, con escasez de agua y alimentos y cortes de electricidad, una «catástrofe», según la ONU. Los extranjeros siguen siendo evacuados, sobre todo a través de Puerto Sudán.
Desde el comienzo del conflicto se anunciaron varias treguas, pero ninguna fue respetada por las partes.
La intervención de la ONU
El secretario general de la ONU, António Guterres, anunció el 30 de abril que Griffiths viajaría a la región «ante el rápido deterioro de la crisis humanitaria» en la que se encuentra sumido Sudán, al tiempo que alertó que «lo que ocurre en Sudán, su escala y velocidad, no tiene ningún precedente».
El propio Guterres llegó durante la jornada a la capital de Kenia, Nairobi, para una visita oficial de dos días en la que se reunirá con el presidente keniano, William Ruto, quien el pasado martes destacó que las autoridades «trabajarán de cerca con agencias de la ONU y otras organizaciones para coordinar, incrementar y entregar ayuda humanitaria al pueblo de Sudán».
Los combates enfrentan al Ejército, liderado por el general Abdel Fatah al Burhan, y los paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), liderados por el general Mohamed Hamdan Daglo.
Al Burhan, y Daglo, alias ‘Hemedti’, dieron el domingo «en principio» su visto bueno a establecer una tregua entre el 4 y el 11 de mayo, según anunció Sudán del Sur.
Las hostilidades entre ambos generales rivales estallaron en torno a la integración de las FAR -lideradas por Daglo, quien es además vicepresidente del Consejo Soberano de Transición- en el seno de las Fuerzas Armadas, parte clave de un acuerdo firmado en diciembre para formar un nuevo gobierno civil y reactivar la transición.
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