Los líderes de los países que integran el G7 discutirán este viernes en la ciudad japonesa de Hiroshima un endurecimiento de las sanciones contra Rusia por su ataque a Ucrania y medidas de protección económica frente a China.
El primer ministro japonés, Fumio Kishida, recibió al presidente estadounidense, Joe Biden, y a los demás gobernantes de las otras seis economías más avanzadas del mundo -Alemania, Canadá, Francia, Italia y Reino Unido- en Hiroshima, ciudad símbolo de la destrucción nuclear.
En la cumbre, que comienza este viernes, los líderes intentarán forjar un frente unido ante Rusia y China y abordarán otros temas urgentes, pero en los que no hay consenso en el grupo.
De esta cumbre participa como invitado el mandatario de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, que además tendrá varios encuentros bilaterales.
«Llegamos a Hiroshima, para la reunión del G7, la primera en la que Brasil participa desde 2009», informó Lula en sus redes sociales.
También estará la Unión Europea (UE), y Japón invitó además a los gobernantes de India e Indonesia, entre otros, buscando acercarse a países en desarrollo en los que China realiza cuantiosas inversiones.
El avión de Biden aterrizó bajo la lluvia en una base estadounidense cerca de Hiroshima. El demócrata es el segundo presidente de su país, después de Barack Obama, en visitar esta ciudad arrasada por una bomba atómica lanzada por Estados Unidos en 1945, al término de la Segunda Guerra Mundial.
La invasión rusa contra Ucrania es un tema prioritario de la cumbre, en momentos en que Kiev sufre varios bombardeos con misiles y tras meses de feroces combates en Bajmut, en el este, y en otras ciudades en la línea de frente.
«Nosotros resguardamos los valores compartidos incluyendo el apoyo al pueblo de Ucrania que defiende su soberanía territorial y lucha para que Rusia sea responsabilizada por su brutal agresión», dijo Biden al reunirse con Kishida.
Estados Unidos y sus aliados han enviado armas a Ucrania para apuntalar su defensa, pero la anunciada contraofensiva de las fuerzas de Kiev no se ha concretado.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, tiene previsto dirigirse al grupo por videoconferencia.
El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, señaló que los gobernantes buscarán endurecer la batería de sanciones contra Rusia, que según cifras oficiales causaron una contracción de 1,9% en la economía rusa en el primer trimestre.
Y más tarde, un funcionario de alto cargo de la administración Biden anunció que las medidas que impulsará Washington apuntan a «restringir de manera importante el acceso de Rusia a los productos necesarios para sus capacidades de combate».
Estados Unidos prohibirá concretamente las exportaciones estadounidenses a 70 entidades en Rusia y otros países, y aplicará 300 sanciones contra objetivos diversos y variados, «personas, organizaciones, barcos y aviones», en Europa, Oriente Medio y Asia, reseñaron las agencias AFP y Ansa.
EEUU busca «presionar el sector financiero (ruso) y la capacidad rusa de producción de energía a mediano y largo plazo», señaló el alto responsable de la Casa Blanca, que insistió que se trata también de «mantener el congelamiento de los activos soberanos» rusos.
El jefe de Gobierno alemán, el canciller federal Olaf Scholz, dijo a la prensa en Hiroshima que el tema es evitar que las sanciones sean eludidas.
«Creo que esta cuestión se va a resolver muy bien y de una forma muy pragmática», afirmó Scholz.
El G7 ya adoptó un tope de precios sobre los productos petroleros rusos, provocando una caída de los ingresos de 43%, según cifras de la Agencia Internacional de Energía.
Por su parte, un funcionario de la UE dijo a periodistas que se debatirá un bloqueo contra las exportaciones de diamantes rusos, un comercio que sumó 5.000 millones de dólares en 2021.
Biden llega en medio de una pugna con la oposición republicana de su país sobre el tope del endeudamiento estadounidense, que si no se resuelve antes de junio generaría una inédita moratoria de la deuda soberana.
Estos problemas internos obstaculizaron los esfuerzos de Biden por lanzar una campaña diplomática en Asia y en el Pacífico, y el presidente se vio obligado a cancelar dos etapas de su gira, en Papúa Nueva Guinea y Australia.
Las reiteradas amenazas de Putin de usar armas nucleares han sido condenadas por los líderes del G7 y desestimadas por algunos analistas, que creen que son un intento de socavar el apoyo internacional a Ucrania.
La visita de los líderes al Parque Memorial por la Paz de Hiroshima, mañana, podría poner en relieve esta amenaza, ya que este monumento es un recordatorio de que cuando en 1945 una bomba nuclear cayó sobre la ciudad, ésta quedó arrasada y unas 140.000 personas murieron.
Kishida quiere aprovechar la cumbre para que sus invitados se comprometan con la transparencia sobre sus arsenales nucleares y para abogar por su reducción.
Las expectativas de éxito son bajas, en un momento de tensión con potencias nucleares como Rusia, Corea del Norte y China.
Se espera que las conversaciones sobre China estén centradas en los esfuerzos para proteger a las economías del G7 de un posible «chantaje económico», mediante una diversificación de las cadenas de suministro y los mercados.
En sus disputas con países como Australia y Canadá, el presidente chino, Xi Jinping, se ha mostrado dispuesto a bloquear o frenar el comercio y establecer gravámenes con poca antelación y sin dar explicaciones.
Sullivan señaló que los gobernantes tienen previsto condenar esta «coerción económica» y trabajar para destrabar las diferencias sobre cómo relacionarse con China.
Estados Unidos adoptó una postura agresiva al bloquear el acceso a China a los semiconductores más avanzados.
Pero los europeos del G7, en especial Alemania y Francia, quieren asegurar que estas medidas no impliquen romper vínculos con China, uno de los mercados más grandes del mundo.
«Este G7 no es un G7 antiChina», aseguró a periodistas un asesor del presidente francés, Emmanuel Macron.
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