Vecinos del barrio de Villa Santa Rita realizarán el sábado un «abrazo» a la biblioteca pública «Rafael Obligado», para pedir al Gobierno porteño por la reapertura del espacio cultural y comunitario que permanece cerrado desde marzo del 2020, con el inicio de la pandemia del coronavirus, registrando un estado de abandono y falta de mantenimiento.
La convocatoria es a las 17 en Crainqueville 2233, donde está la sede de la biblioteca pública que guarda más de 7000 libros y en la cual también se brindaban clases de apoyo escolar gratuitas niños y adolescentes, no solo de Villa Santa Rita, sino de barrios vecinos, hasta su clausura ordenada por el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires
«En las redes sociales se anunció el cierre de la biblioteca por 30 días. Lo mismo sucedió con otras tantas casas de lectura. Pero pasada la crisis sanitaria, muchas lograron volver a recibir lectores, la Rafael Obligado aún no, tras más de 1100 días cerrada», señalaron desde el grupo barrial.
La biblioteca está situada en un pasaje del denominado barrio Nazca, que pertenece a Villa Santa Rita, y forma un grupo de residencias con las mismas características arquitectónicas que tiene su origen en la década de 1920 cuando la compañía Construcciones Modernas levantó cinco complejos de «Casas Baratas» en diversas zonas de la Ciudad de Buenos Aires.
Según recordaron los vecinos, cada uno de los cinco lugares elegidos por entonces, entre los cuales también estuvieron polígonos de los barrios de Liniers y Floresta, debían contar con una plaza destinada al esparcimiento,, así como también una biblioteca pública.
Así fue como el 4 de setiembre de 1940 abrió sus puertas el Centro de Lectura Rafael Obligado para la consulta de libros, así como también se convirtió, tiempo después, en un espacio para las clases de apoyo escolar, lo cual revitalizó el lugar que había mermado su actividad debido los avances tecnológicos que impactaron en la cantidad de visitas.
«Pedimos la reapertura de la biblioteca como un espacio posibilitador del encuentro y para alojar a las infancias, sobre todo en esta post pandemia, porque Villa Santa Rita es un barrio que carece de muchas cosas, como los espacios verdes y los lugares culturales», dijo a Télam Roxana Amenábar, vecina del pasaje Crianqueville.
Planteó también que el sitio podría volver a abrir sus puertas con más actividades que se sumen a la propia de una biblioteca como es el préstamo de libros, como encuentros literarios, charlas con escritores de la Comuna y talleres de estimulación cognitiva para la tercera edad.
La intención del colectivo vecinal, que lleva recolectadas cientos de firmas por la reapertura, apunta también a frenar el proceso de deterioro que registra el edificio ya que, al ser una estructura centenaria, tiene problemas de filtración de agua desde los techos, lo que pone en riesgo el mobiliario y los ejemplares que están en el primer piso.
Fuentes del Ministerio de Cultura porteño informaron a Télam que la biblioteca «actualmente se encuentra dentro del plan de puesta en valor y reaperturas, en pleno proceso para su pronta obra efectiva».
Aceptaron los problemas de filtraciones de humedad generados por el cierre, por lo cual indicaron que «es menester el arreglo del techo previo a la reapertura».
Para ello, adelantaron que ya realizaron un relevamiento de los daños «por lo que a la brevedad se estarán comenzando las obras para realizar las mejoras y poder volver a brindar su servicio al público lo antes posible».
De acuerdo a la web oficial del Gobierno porteño, la Rafael Obligado es una de las seis bibliotecas que permanece cerrada a tres años de las clausuras, en marzo del 2020, y entre ellas están Norah Lange, Julio Saguier, Canónigo Luis Chorroarín, La Prensa y Manuel Gálvez.
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