6 de diciembre de 2024

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El fiscal pidió al jurado que considere “culpables” a los policías acusados

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Un fiscal de La Plata pidió a un jurado popular que considere “culpables” a los cuatro policías bonaerenses acusados por la denominada «Masacre de San Miguel del Monte», en la que cuatro chicos murieron en mayo de 2019 tras una persecución policial a los tiros y posterior choque en esa ciudad, al señalar que “mostraron desprecio a las vidas de las víctimas” y que “cada uno de ellos hizo un aporte esencial” para provocar el desenlace fatal.

El pedido fue formulado por el fiscal Mariano Sibuet que, ante los 12 integrantes del jurado popular y de la jueza que modera el debate, Carolina Crispiani, solicitó la culpabilidad de los policías Mariano Ibáñez, Manuel Monreal, Rubén Alberto García y Leandro Ecilapé por los delitos de «homicidio agravado por abuso de función como miembro de las fuerzas policiales calificado por el empleo de armas de fuego, y violación de los deberes de funcionario público».

Antes del alegato del fiscal, el excapitán García pidió declarar ante el jurado y dijo que al enterarse de las edades de las víctimas tendría que haberse pegado «un tiro en la cabeza», ya que es «un enamorado de los derechos humanos» y no un asesino, mientras que el exoficial Ecilapé señaló en todo momento que la persecución fue “justificada”, que “nunca” sacó su arma reglamentaria y catalogó de “accidente” lo ocurrido.

Cuatro chicos murieron en mayo de 2019 Foto Eva Cabrera
Cuatro chicos murieron en mayo de 2019. / Foto Eva Cabrera.

Durante su presentación de unos 40 minutos, Sibuet describió como una “escena de terror” la madrugada del 20 de mayo del 2019, cuando el auto Fiat 147 en el que iban Danilo Sansone (13), Gonzalo Domínguez (14), Aníbal Suárez (22), Camila López (22) y Rocío Quagliariello, de entonces 13 años, chocó contra el acoplado de un camión detenido en la colectora de la ruta 3 durante una persecución policial a los tiros, la cual catalogó como “arbitraria e incomprensible” y que causó la muerte de los cuatro primeros.

“Cada uno de los imputados hizo un aporte esencial. Si uno no hubiese manejado, no hubiera estado en posición de tiro. Actuaron conjuntamente teniendo en sus manos el destino del hecho. Fueron un grupo de funcionarios policiales, que abusaron de sus capacidades de actuar y cometieron un crimen para toda la sociedad”, señaló el representante del Ministerio Público, que a lo largo de su alocución mostró una presentación con las imágenes de algunas de las pruebas que se ventilaron en el debate.

La exposición de Sibuet comenzó pasadas las 15.30 en la Sala A de los tribunales platenses, ubicados sobre la calle 8 entre 56 y 57, donde estableció que la causa del impacto del Fiat 147 que manejaba Suárez contra el acoplado fue “la gran cantidad de disparos que recibió el auto en el que viajaban los chicos”.

“Miembros del jurado, cuando nos conocimos les hable de un hecho atroz. Después de todos estos días, escuchamos testigos, vimos evidencia concreta. Podemos afirmar que aquella expectativa, efectivamente ocurrió”, abrió el fiscal que hizo una síntesis de su visión de los hechos.

Juicio de por cuatro chicos muertos en 2019 Foto Victoria Gesualdi
Juicio de por cuatro chicos muertos en 2019./ Foto: Victoria Gesualdi.

“El día 19 de mayo de 2019, minutos antes de la medianoche, se encuentran dos amigos: Danilo y Gonzalo. Como era habitual, fueron a la plaza y se encontraron con Aníbal, que se le había quedado el auto. En esa circunstancia, se encontraron con dos amigas del colegio. Estaban en un ambiente seguro, tenían permiso de volver hasta determinada hora. Pudimos adentrarnos en la vida de estos chicos. Que eran buenos, jugaban al fútbol, hacían skate, rapeaban. No había motivos para que estén en peligro. Tenían una intimidad por eso decidieron ir a dar una vuelta por el pueblo.”, continuó.

A continuación, Sibuet remarcó que “sin que exista un motivo que lo amerite” los imputados comenzaron a perseguir a las víctimas.

“Uno dijo que (uno de los ocupantes del auto) no lo saludó y llevaba una gorrita. Ese fue el motivo para identificarlos. Los comenzaron a perseguir. En ese momento, García y Ecilapé dan aviso a la patrulla de Ibáñez y Monreal para que los encierre. Aníbal (Suárez) estaba asustado porque ya había sido víctima de los policías. Nos dijo su hermano que lo habían retenido ilegalmente en la comisaría y que tuvo que pagar una coima con sus ahorros para poder ser liberado. Con los mismos ahorros que iba a pagar su cambio de domicilio y la tramitación de los papeles de su auto”, agregó.

Por último, el fiscal afirmó que los policías “en lugar de actuar de manera profesional, usaron su posición de poder y supremacía para violentar y causar la matanza de estos chicos”, a la vez que consideró que “las pruebas son claras y contundentes”.

“Los mismos policías, a lo largo de este debate, dijeron tener el poder de identificar a quienes ellos quisieran. Ahora, ustedes, tienen el poder de enviar un mensaje: no pueden ser toleradas estas acciones en una sociedad democrática. Les pido que emitan un veredicto condenatorio. Se los pido por Rocío, que perdió a su amiga. Se los pido por los chicos, que vimos a sus familiares quebrarse frente nuestro del dolor. Se los pido por toda la sociedad, para que este tipo de hechos no pasen nunca más”, cerró Sibuet dirigiéndose al jurado.

«Suárez se cagó en la vida de tres chicos y se las arrebató»

Los abogados defensores de los cuatro policías bonaerenses acusados endilgaron la responsabilidad de los hechos al conductor del vehículo en el que viajaban las víctimas, a la vez que consideraron que los agentes actuaron “en cumplimiento de su deber” al intentar identificar a los fallecidos.

«(Aníbal) Suárez (el conductor del automóvil) se cagó en la vida de tres chicos y les arrebató la vida”, exclamó ante la mirada impávida de todos los presentes el abogado Guillermo Baqué, uno de los codefensores de los policías Rubén Alberto García, Manuel Monreal y Mariano Ibañez durante su alegato, el cual realizó de manera muy enfática.

Junto a Baqué, también expusieron sus colegas María Celeste Baqué y Luis María Giordano, mientras que también lo hizo el letrado defensor de Leandro Ecilapé, Marcelo Di Siervi.

La primera en tomar la palabra fue María Celeste Baqué, quien aseguró que “es la obligación de la policía pararnos”.

“Fue un seguimiento para identificarlos. Están en cumplimiento del deber. No fue que el conductor tenía gorrita, fue que el conductor evadió la mirada. No se explica por qué Aníbal (Suárez) reaccionó de esa manera, por qué se dio a la fuga. La persecución fue más que lógica: ¿Qué tenía de malo parar? ¿Por qué uno no pararía ante la policía?”, se preguntó la abogada, codefensora de García, Monreal e Ibañez.

A su vez, la letrada señaló que San Miguel del Monte “no es una ciudad tan tranquila como dicen”, apuntó contra la fiscalía por “no tener objetividad durante el proceso” y contra la querella ya que, según ella, “no pudieron probar sus dichos”.

“Nadie demostró la ‘lluvia de balas’. Fue para los titulares de la prensa. Ninguno de los ocupantes del 147 murió por los disparos de bala. El impacto de bala que recibió Domínguez, no solo estaba deformada, sino que entró por abajo del vehículo”, argumentó.

A continuación, Baqué hizo referencia a Suárez (22), el conductor del Fiat 147 que impactó tras la persecución sobre quien dijo que “tomaba alcohol todo el día”, que “nunca pasó ningún control para saber si sabía o no manejar” y que “se dio a la fuga porque no tenía documentación para circular”, aunque aclaró que “no lo consideran un asesino”.

En ese sentido, Luis María Giordano, también codefensor de los mismos policías aportó: ”Quién aún siendo él no se hubiera detenido ante la solicitud policial. Si ustedes hubieran escuchado las declaraciones de nuestros clientes sabrán a qué me refiero. Han sido calificados bajo el rótulo de asesinos previamente a este juicio. Para ser asesino, se necesita el deseo”.

Por su parte, Guillermo Baqué invitó, de manera desafiante e irónica, al jurado a “seguir los consejos de la querella”.

“Cuando los trate de identificar un policía no paren. Eso es lo que les pide el bloque acusador y me parece gravísimo», propuso.

Además, Baqué dijo en su exposición “no creer en los jueces comunes” al estar “cansado de las injusticias».

“Suárez estaba pasado de alcohol. Hay pila de dudas razonables que no pudieron demostrar. Nos relacionan este hecho con la dictadura. No debemos soportarlo, Perón murió. Si una duda persiste en su cabeza, tienen el deber y responsabilidad de decir que no son culpables”, dijo interpelando directamente al jurado.

Finalmente, Di Siervi aseguró que su defendido Ecilapé «jamás desenfundó su arma» y expuso que «desde el comienzo de la causa el fiscal de instrucción Lisandro Damonte, direccionó la causa porque necesitaba gente presa».

«Relató sobre un plan para matar gente. Lo hizo erróneamente al suponer que esto fue un homicidio. Dejó conforme a toda la ciudadanía y eso fue avalado por un juez de Garantias. Frente a la violación del principio de inocencia, los cuatro acusados están detenidos. En este caso hubo principio de culpabilidad. En el caso de que sean considerados no culpables, Ecilapé se comió 4 años en la cárcel que nadie se los devuelve. Esto es un disparate», sentenció.

En la misma línea, las querellas consideraron el hecho como “una masacre” y un “homicidio brutal”, a la vez que coincidieron con el pedido del fiscal y que estaban conformadas de la siguiente manera: la abogada Dora Bernárdez representante de las familias Domínguez y Suárez; Margarita Jarque, de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), patrocinante de las familias Sansone y López; el letrado Ricardo Minoli a la familia Quagliarello; y finalmente el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) representado por las abogadas Bárbara Juárez y Agustina Lloret.

En contraposición, los letrados defensores Guillermo Baqué y Marcelo Di Siervi endilgaron la responsabilidad de los hechos al conductor del vehículo en el que viajaban las víctimas, a la vez que consideraron que los agentes actuaron “en cumplimiento de su deber” al intentar identificar al vehículo en el que viajaban los fallecidos y luego perseguirlo.

Por su parte, la jueza Crispiani dispuso pasar a un cuarto intermedio hasta el miércoles a las 10, cuando le leerá al jurado popular las instrucciones a seguir para luego deliberar si los imputados son culpables o no del delito que se les acusa.

La masacre dej una huella de dolor en los pobladores Foto Victoria Gesualdi
La masacre dejó una huella de dolor en los pobladores. / Foto: Victoria Gesualdi

«Me tendría que haber pegado un tiro en la cabeza»

Durante la mañana, dos de los cuatro policías pidieron declarar, donde uno de ellos dijo que al enterarse de las edades de las víctimas tendría que haberse pegado «un tiro en la cabeza», ya que es «un enamorado de los derechos humanos» y no un asesino.

«Cuando me entero de lo que pasó, cuando dan las edades (de los chicos fallecidos), yo tendría que haber agarrado mi pistola y pegarme un tiro en la cabeza. Me pregunté muchas veces para qué mierda me metí en la policía», expresó el excapitán García.

A su vez, el acusado dijo conocer a Danilo Sansone a quien veía pasar todos los días frente a su casa, mientras que recordó que todo comenzó cuando quiso identificar al auto Fiat 147 en el que iban los jóvenes porque vio «un chico con gorra» y, al ver que no se detenía, disparó porque pensó que le «iban a tirar».

Al finalizar esa declaración indagatoria, el imputado Ecilapé pidió la palabra y señaló en todo momento que la persecución al Fiat 147 fue “justificada”, que “nunca” sacó su arma reglamentaria y catalogó de “accidente” lo ocurrido.

Durante su relato, el oficial acusado esgrimió: “Si un ciudadano no tiene nada que esconder, no debería tener problema para detenerse. Documentación, del vehículo y de la persona, y ya está. ¿Para qué ando en un móvil las 24 horas del día? ¿Qué tiene de malo identificar?”.

Los cinco chicos escuchaban música cuando los oficiales comenzaron a perseguirlos sin motivos y, de acuerdo con los registros de las cámaras de seguridad del municipio, a dispararles, lo que provocó que el auto chocara contra el acoplado de un camión que estaba detenido en la ruta y cuatro de los cinco ocupantes murieran en el acto.

Hace cuatro años, el horror

La denominada «Masacre de Monte» ocurrió la madrugada del 20 de mayo de 2019, cuando efectivos de la comisaría local persiguieron a lo largo de la colectora de la ruta 3 a un Fiat 147 en el que viajaban cuatro adolescentes, tres de 13 años y uno de 14, junto a un joven de 22.

Los cinco jóvenes escuchaban música cuando los oficiales comenzaron a perseguirlos sin motivos y, de acuerdo con los registros de las cámaras de seguridad del municipio, a dispararles, lo que provocó que el auto chocara contra el acoplado de un camión que estaba detenido en la ruta y cuatro de los cinco ocupantes murieran en el acto.


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