El concepto de familia no alcanza hoy para dar cuenta de la diversidad en las formas de vivir juntos, por eso especialistas proponen deconstruirlo y profundizar en «lo familiar», como posibilidad para construir nuevos vínculos comunitarios que desde el afecto y el cuidado acompañen en sus procesos vitales, al conmemorarse este lunes el Día Internacional de las Familias.
Télam diálogo con Soledad Dawson, psicóloga, magister en Vínculos, familia y diversidad sociocultural, coordinadora del equipo de familia con niños y adolescentes y directora del Instituto Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires, donde dirige la Maestría en Vínculos, Familias y Diversidad Sociocultural, quien sostuvo que «lo familiar también es el grupo de amigos o la comunidad del club o aquella que se arma con las y los vecinos que cuidan de mi hijo hasta que vuelvo del trabajo».
-¿Qué es la familia?
-La familia como la conocimos tiempo atrás, quedó desactualizada. De un tiempo a esta parte, el término se fue ampliando para abarcar a «las familias» con sus diversos modos y nominaciones. Esto fue posible, en parte, debido a las transformaciones epocales, culturales, económicas y políticas, que posibilitaron la emergencia de los movimientos sociales como el feminismo. Por otro lado, también introdujeron cambios la ley de divorcio y los dispositivos de fertilización y anticoncepción, los cuales habilitaron otras maneras de tener hijos. Por último, hay que sumar el retraso en la conformación del proyecto familiar, puesto que muchas parejas priorizan, aun hoy, el desarrollo de su vida profesional por sobre los diversos proyectos de familia. Pero, aún con las diversas modalidades y definiciones, todavía no hemos podido romper con la idea de que hay determinados lugares dentro de las familias que deben ser ocupados.
-¿Por ejemplo?
-Quién hace de madre; quién de padre. Históricamente se pensó en roles y, ante la ausencia de la madre o del padre, ese lugar faltaba: «Le falta el padre», se decía. Pero esta forma impidió pensar que una configuración familiar siempre es diversa y compleja e implica un compromiso afectivo y vincular, es decir la capacidad de armar vida con otros desde el cuidado y el afecto. Por eso, otro desplazamiento que se produjo en los últimos años, tuvo que ver con pasar de la noción de «las familias» a «lo familiar», y así abrir las categorías «cerradas» con las que se pensaban los roles para considerar que lo familiar también es el grupo de amigos o la comunidad del club o aquella que se arma con las y los vecinos que cuidan de mi hijo hasta que vuelvo del trabajo. Entonces, lo familiar también es la escuela que recibe a los pibes todos los días y la maestra que acompaña los procesos de aprendizaje desde lo afectivo. De modo, que lo familiar se conforma multiplicando lazos afectivos con redes comunitarias. Esto hace a la posibilidad de ampliar el concepto de familia.
-¿Responde entonces a la idea de grupo de afinidades e intereses y no a la de lazo sanguíneo?
-Exacto, porque por más que no convivas con todos los vecinos del barrio, sí existe la posibilidad de armar vida con ellos y crear lazos afectivos. Para el pensamiento capitalista patriarcal, una situación de «falta» dentro de una familia tipo implica una vida fracasada. En cambio, la posibilidad de pensar lo familiar desde la comunidad y la multiplicación de los lazos afectivos comprometidos para el cuidado, hace que tengamos un territorio más abarcativo, en el sentido de contar con otras posibilidades, otros lazos que cubran esa «ausencia».
-¿La idea de familia «elegida» o «ampliada» tienen el mismo significado que la noción de «lo familiar»?
-Sí, pero ojo sin hacer una romantización de los términos, ya que se trata de una construcción con una lógica distinta de armar familias, donde lo que me mueve no es la falta sino la posibilidad de armar algo distinto. La idea es tener una configuración
-Como toda construcción social imagino que debe tener también sus problemáticas y complejidades…
-Seguro, sobre todo porque nos han criado e inducido a tramitar con la idea de que somos propiedad de alguien: «es mi hijo, es mi marido», sin pensar que nuestros cuerpos y nuestras psiquis están atravesadas bio-políticamente por múltiples variables, influencias y afectaciones de todo lo que transitamos en el mundo, porque somos seres que nos conformamos y armamos con las experiencias vitales que vamos sosteniendo. Entonces, no puedo pensar a «mi hijo» como propiedad sin tener en cuenta todo lo que lo está atravesando y conformando más allá de mi. No se trata de que la persona que no tiene una familia tipo va a fracasar en su vida, sino de que tenga la posibilidad de armar una configuración distinta de lazos de cuidado y afectivos. Al trabajar desde lo vincular y lo familiar, como profesional tengo la posibilidad de convocar a otros referentes afectivos de los pacientes, que no serán su familia tipo (madre – padre), sino otros lazos afectivos cuando las convivencias se encuentran obturadas y agotadas en recursos.
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