
La memoria, centro de la reflexión del filme de Prividera.
«Adios a la memoria», de Nicolás Prividera, y «Moving On», de la debutante Dan-Bi Yoon, comenzaron sus proyecciones en la Competencia Internacional de la 35 edición del Festival Internacional de Cine de Mar del plata, en lo que es un ensayo sobre la memoria ante el Alzheimer de su padre, en el caso del primer filme, y un tierno retrato familiar en la cinta coreana.
Prividera llega a Mar del Plata con su tercer documental, en el que mantiene el tono ensayístico de «M» (sobre su madre Marta Sierra, desaparecida en la última dictadura cívico militar) y «Tierra de los padres», apoyado en las imágenes que su padre, un aficionado al cine, tenía filmadas entre los 60 y 80 en entornos familiares.
¿Cuáles son los caprichos de la memoria? ¿Los recuerdos son reales, imaginados o son los deseados de recordar? ¿Qué pasa con lo que no recordamos? ¿Lo hacemos por un inocente o un culpable olvido? Así como Borges -cuya figura sobrevuela el filme-, Prividera debate en cómo tiempo y memoria juegan entre sí.

Viejas tapes familiares sirven para reflexionar sobre la memoria.
Las causas externas pueden afectar a la vida interna. Esa es una de las tesis que maneja el documental, al ver los achaques que vivió su padre luego del Golpe de Estado del 76. Pero también el director realiza el camino inverso. Cómo -hoy- lo interno no se inmiscuye en lo externo, haciendo hincapié en los autorretratos egocéntricos, que roza en muchos casos el voyeurismo, para las redes sociales.
Prividera logra que las aburridas filmaciones navideñas y de casamientos se transformen en un documento histórico, con relato y voz propia, que no sólo retratan una época, sino, también, aquello que en algún momento fue. Aunque también, con una profundo impacto político, pone en duda la subjetividad con la que se vuelve a ese pasado y se mira el presente.
Un ensayo profundo, sensible y que emociona, pero que peca de intelectual con menciones a filósofos que van desde Spinoza hasta activistas como Blanqui, y que hacen que si no se tienen esas lecturas encima, se pierda un poco el hilo.
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trailer Moving On
En «Moving On» el sofocante verano coreano llega a Seúl y un padre con su hija adolescente y su hijo de ocho años se mudan a la casa del abuelo, quien se descompensó por un golpe de calor.
La opera primista Yoon apareció en esta competencia con una cinta que hace acordar a los japoneses Hirokazu Koreeda y Yasujiro Ozu, representantes de lo más sensible y tierno del cine japonés con sus trágicos personajes.
Instalados en lo del abuelo, una casa de dos plantas con jardín, aparece la tía de los niños con sus problemas a cuesta. De a poco, lo que parece un encuentro familiar en torno a los achaques del anciano, comienza a resquebrajarse para mostrar, por las hendijas, los pesares por los que atraviesa cada personaje.
La tía llega en medio de un conflictivo divorcio, mientras que la madre de los chicos, ex esposa de su padre, es un personaje ausente. Familia disfuncional que, también, recuerda a los personajes femeninos de Akira Kurosowa, Takeshi Kitano y del propio Ozu.

Escena del filme coreano «Moving On».
Todos con sus debilidades y fortalezas rodean al abuelo, quien pese a decir solo un par del líneas, cobija con su silencio al amor filial que nunca se quiebra y que mantiene todo unido.
Una cinta sin subtextos ni metamensajes. Es lo que se ve. No hay secretos ni sobresaltos. Es la ternura, el amor y el dolor que una familia atraviesa en un verano y que, apoyado en grandes actuaciones, transforman a «Moving on» en una cinta empática y que emana calidez.
Competencia Latinoamericana
Directora de sonido, la colombiana residente en la Argentina, Mercedes Gaviria explora el documental familiar e íntimo en su debut en el largometraje con «Como el cielo después de llover», que ingresa en la Competencia Latinoamericana.
Estructurado a partir de la voz en off de la realizadora y construido con impresiones al paso, viejos tapes familiares de infancia, una estadía en Medellín en casa de los padres, el diario íntimo de su madre y el rodaje del filme «La mujer del animal» dirigido por su padre Víctor en 2016, el documental de Gaviria propone una reflexión en varios sentidos.

La colombiana Mercedes Gaviria trae a Mar del Plata un retrato familiar e íntimo.
Da una perspectiva de la figura de su padre, que es quizás el protagonista central de la película, y propone también una reflexión sobre el oficio de filmar o sobre la presencia permanente del registro audiovisual en la vida de la directora, así como intenta pensar la cuestión familiar (la suya en particular) como elemento fundante de la vida, la distancia y los vínculos.
Una cita de la escritora mexicana Valeria Luiselli al final del filme quizás reúna las intenciones del documental, Gaviria dice o lee: «Quizás cuando rebusquemos en ese archivo íntimo y escuchemos de nuevo las conversaciones familiares podamos componer una historia».
Las tres pelíclas se pueden ver gratis, con reserva previa, hasta el viernes a través de la página del festival.
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